Estos 7 edulcorantes podrían acelerar el envejecimiento cerebral

Médicos y nutricionistas abogan por una disminución del consumo de azúcar y cada vez son menos los que aconsejan sustituirlo por edulcorantes artificiales. Una nueva investigación alerta sobre su posible contribución al envejecimiento cerebral.
Médicos y nutricionistas lo tienen claro: es conveniente reducir el consumo de azúcar y cada vez son más los que consideran que sustituirlo por edulcorantes artificiales no es una buena idea. Lo mejor es desacostumbrarse al sabor dulce del café, las infusiones e, incluso, de algunos postres, o bien utilizar canela u otras opciones potencialmente más saludables.
La Organización Mundial de la Salud de la Salud se pronunció en este sentido en las recomendaciones que presentó en 2023 sobre el uso de sustitutos del azúcar. El entonces director Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS, Francesco Branca, señaló que la sustitución de "azúcares libres por edulcorantes no ayuda a controlar el peso a largo plazo". Asimismo, animó a "considerar otras formas de reducir la ingesta de azúcares libres, como consumir alimentos con azúcares naturales, como la fruta, o alimentos y bebidas no azucarados".
En los últimos años se han difundido diversos trabajos que refuerzan este mensaje, como el estudio publicado la semana pasada en la revista Neurology, que relaciona el consumo de edulcorantes artificiales con un envejecimiento cerebral más rápido.
Edulcorantes y deterioro cognitivo
La nueva investigación, basada en el seguimiento de los hábitos nutricionales de más de 12.000 personas con un promedio de edad de 52 años, revela que aquellas que consumieron mayores cantidades totales de 7 tipos de edulcorantes experimentaron un deterioro más rápido de la memoria y otras habilidades cognitivas que quienes ingirieron menores cantidades.
Los edulcorantes bajos en calorías (o acalóricos) analizados fueron los siguientes:
- Aspartamo.
- Sacarina.
- Acesulfamo k.
- Eritritol.
- Xilitol.
- Sorbitol.
- Tagatosa.
Estos endulzantes se encuentran principalmente en alimentos ultraprocesados como refrescos, bebidas energéticas, yogures y postres bajos en calorías. Algunos de ellos también se utilizan como edulcorantes por sí solos.
El vínculo entre el uso de sustitutos del azúcar y peor salud cerebral fue aún más fuerte en las personas con diabetes, que son precisamente uno de los colectivos que más los utilizan.
Al desglosar los resultados por edad, los investigadores descubrieron que las personas menores de 60 años que consumían mayores cantidades de edulcorantes presentaban un deterioro más rápido de la fluidez verbal y la cognición general en comparación con quienes ingerían menores cantidades. Sin embargo, esta relación no se apreció en las personas mayores de 60 años.
Llamada a la cautela
Los autores del estudio señalan que sus resultados deben ser interpretados con cautela y se precisa ahondar en la investigación para poder establecer una relación causal entre el consumo de edulcorantes y la aceleración del deterioro cognitivo. En este sentido, precisan que una limitación del estudio fue que no se incluyeron todos los edulcorantes artificiales. Además, fueron los propios participantes los que informaron sobre su dieta, por lo que es posible que no recordaran con precisión todo lo que comieron.
"Se necesita más investigación para confirmar nuestros hallazgos y para investigar si otras alternativas al azúcar refinado, como el puré de manzana, la miel, el jarabe de arce o el azúcar de coco, podrían ser eficaces", concluyen los investigadores.
Ante la duda, principio de precaución
Tras la publicación en 2023 de la guía de la OMS sobre el uso de edulcorantes bajos en calorías, el dietista-nutricionista Julio Basulto, miembro y colaborador del Grupo de Trabajo en Nutrición y Alimentación de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) redactó un documento en el que desaconsejaba el uso de este tipo de endulzantes tanto para el control del peso corporal como para prevenir enfermedades crónicas.
Basulto señaló que los edulcorantes bajos en calorías pueden ejercer "posibles efectos adversos a largo plazo en forma de aumento del riesgo de muerte y enfermedad" y que su uso a largo plazo se asocia con "un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en estudios prospectivos de cohortes realizados en adultos".
Sus recomendaciones se basaron en el denominado principio de precaución, que establece que cuando existen indicios razonables de que determinada actividad o sustancia puede tener un impacto negativo en la salud, aún en presencia de incertidumbre científica, es necesario tomar medidas para limitar o prohibir dicha actividad. Esto se aplica tanto a las administraciones públicas como a los profesionales de la salud.