Ejercicios para oxigenar la sangre

Hoy vamos a hablar de los mejores ejercicios para oxigenar nuestra sangre. Además de ello, si quieres saber cómo medir la cantidad de oxígeno en nuestro torrente sanguineo te recomendamos comprar un Plusioximetro. Con un dispositivo de este tipo podrás medirte y tener todo bajo control.
¿Qué tipo de ejercicio es bueno para oxigenar la sangre?
¿Qué tipo de ejercicio es aconsejable para oxigenar la sangre? ¿Cuál elegir? Antes de meternos de lleno con los ejercicios respiratorios, vamos a ver algunas opciones de ejercicios que nos van a ayudar a oxigenar nuestra sangre.
Cardio
Hacer cardio de intensidad media o moderada nos ayuda además de a oxigenar nuestra sangre, a eliminar el estrés y a producir una mayor cantidad de serotonina. Uno de los mayores beneficios del cardio es el aumento de la resistencia física y la capacidad cardiopulmonar.
Ejercicio de baja intensidad al aire libre
El ejercicio de baja intensidad nos ayudará a oxigenar sangre y tejidos. Algo tan sencillo y tan al alcance de todos como puede ser salir a caminar. Si la zona elegida para el paseo es un lugar arbolado y alejado de la contaminación mejor.
Si caminas o haces ejercicio en una zona de montaña, debes saber que la oxigenación varía en función de la altura.
Ejercicios respiratorios para aumentar la capacidad cardiopulmonar
Los ejercicios respiratorios son los que más nos van a ayudar a conseguir una mayor oxigenación de la sangre. Estos ejercicios además están estrechamente relacionados con el control del estrés y la ansiedad.
El método Pilates
Si queremos oxigenar nuestra sangre haciendo ejercicio una de las mejores opciones que podemos encontrar es el método Pilates. Una de las características más importantes y a la vez principio del Pilates, es la respiración. Los ejercicios de Pilates están marcados por la respiración, que se sincroniza con la ejecución del ejercicio.
Ejercicio: Como hacer la respiración de Pilates
Colócate de pie. Los pies deben mantener el ancho de la cadera, rodillas semi flexionadas y espalda recta. Cabeza neutra (mirando al frente). Coloca tus manos sobre las costillas.
Toma aire por la nariz y llena el tórax, evitando hinchar el abdomen. Expulsa el aire por la boca, a la vez que notas como se cierran las costillas, activas el transverso abdominal y realizas una cotracción hacia arriba el suelo pélvico.
La respiración de Pilates es básica y se utiliza durante toda la clase. Respirar de esta forma durante la ejecución de los ejerccios favorece el intercambio de gases y por tanto una mayor oxigenación de los tejidos.
El Yoga y sus pranayamas
Si alguna vez has practicado algo de yoga estarás familiarizado con el término Pranayama. Los pranayamas son los ejercicios de tipo respiratorio llevados a cabo en el Yoga. Pranayama es el control de la respiración.
Ejercicio de respiración: Pranayama, respiración alterna
Sientate con las rodillas cruzadas, espalda recta. Cierra los ojos y centra tu atención. Tapa tu nariz con la mano en forma de pinza, el dedo pulgar tapa una fosa nasal, y el dedo corazón de la misma mano tapa la otra. Destapa un lado y coge aire. Tapa ambos y espera unos segundos con el aire dentro. Destapa el otro lado para expulsar. Tapa ambos y espera unos segundos sin aire. Repite.
Método hipopresivo
La gimnasia abdominal hipopresiva está generalmente asociada a la recuperación tras un parto y a la rehabilitación del suelo pélvico, pero va mucho más allá. Los ejercicios hipopresivos trabajan en apnea respiratoria y nos ayudan a aumentar la capacidad cardiopulmonar, mejorando así la fatiga, aumentando la resistencia física y el rendimiento deportivo.
Este aumento de la capacidad pulmonar favorece una mejor oxigenación de la sangre y los tejidos.
Algunos de los beneficios de tener una sangre bien oxigenada gracias al ejercicio son: la mejora de la función cerebral, incremento de la energía y reducción del estrés, entre otros.
Ejercicio hipopresivo: posición Venus
Colócate de pie. Pies ancho de cadera, rodillas semi flexionadas (nunca bloqueadas). Realiza una retropulsión del mentón (meter la barbilla hacia dentro). Coloca los brazos abajo, ligeramente abiertos y con las palmas de las manos mirando hacia atrás. Los brazos deben mantener cierta tensión, desde las escápulas.
La respiración debe ser torácica, es decir, no debemos "hinchar" el abdomen al tomar el aire. Llena la caja torácica de aire, tomando el aire por la nariz, y expulsa lentamente por la boca, en el doble de tiempo (inhalo en 2, exhalo en 4). Tres veces. La tercera vez que expulses el aire, realiza una apnea en vacío, llevando el ombligo hacia atrás y abriendo las costillas. Aguanta la posición unos segundos. Toma aire. Repite 3 veces.
fuente: bienestarfitness.com