Entrenar demasiado no siempre se nota por el cansancio físico inmediato, sino por una acumulación de señales que tu cuerpo y tu mente te van dando.
El sobreentrenamiento suele aparecer cuando la carga de ejercicio supera tu capacidad de recuperación.
Señales comunes de que podrías estar entrenando demasiado:
- Fatiga persistente, incluso tras dormir bien.
- Dolores musculares que no ceden en 48–72 horas.
- Disminución del rendimiento (pesas que antes movías fácil ahora cuestan, o ritmos de carrera que antes eran cómodos se sienten pesados).
- Alteraciones del sueño (te cuesta dormir o no descansas).
- Cambios de humor, irritabilidad o falta de motivación.
- Mayor predisposición a resfriados o lesiones pequeñas.
Test casero sencillo: Prueba de la frecuencia cardíaca en reposo (FCR)
- Al despertar, antes de levantarte de la cama, mide tu frecuencia cardíaca durante 1 minuto (puedes usar un pulsómetro o simplemente contar los latidos en la muñeca).
- Registra ese valor todos los días durante al menos 1–2 semanas para tener tu media.
Interpretación:
- Si un día tu FCR está 7–10 latidos por encima de tu media habitual, y además notas cansancio o molestias, es una señal de que tu cuerpo no está recuperado.
- En ese caso, lo ideal es sustituir el entrenamiento intenso por una sesión suave (caminar, movilidad, yoga) o simplemente descansar.
Consejo práctico:
Más que entrenar duro todos los días, la clave está en alternar intensidad + recuperación. Escuchar a tu cuerpo y utilizar pequeños tests como este puede marcar la diferencia entre progresar o estancarte.