Cómo disfrutar de buena salud en el futuro
Las claves para llevar a cabo un estilo de vida saludable están en dejar atrás la vida sedentaria, practicando deporte diariamente, y llevar una dieta sana y equilibrada, incluyendo alimentos de todo tipo y primando las verduras, frutas y otros alimentos saludables.

Así lo demuestra un estudio publicado en el Journal of the American Heart Association, que tomó datos del Estudio del Corazón de Framingham, concluyendo tras sus ensayos que mantener una actividad física regular y una dieta saludable en la mediana edad es fundamental para una salud cardiometabólica óptima durante la edad adulta.
El síndrome metabólico es uno de de los factores de riesgo más importantes para la salud cardiovascular, ya que se conoce como un conjunto de trastornos compuesto por el exceso de grasa alrededor de la cintura, la resistencia a la insulina y la hipertensión arterial. De este modo, la presencia del síndrome metabólico puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes, según indica InfoSalus.
Resultados de la investigación
Por ello, las autoridades sanitarias estadounidenses recomiendan que los adultos realicen, al menos, 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa a la semana, como caminar o nadar. Por otro lado, las directrices dietéticas, que se actualizaron en enero de 2021, ofrecen sugerencias sobre patrones alimentarios saludables, objetivos nutricionales y límites dietéticos.
En este estudio, los investigadores examinaron los datos de 2.379 adultos mayores de 18 años y su cumplimiento de las dos directrices, tanto la física como la dietética. Combinando ambas recomendaciones durante la mediana edad, los resultados fueron que estas personas tenían menos probabilidad de padecer síndrome metabólico y de desarrollar otras enfermedades graves a medida que envejecían.
De todos los participantes analizados, de una edad media de 47 años y con un 54% de mujeres, solo el 28% por ciento cumplió las recomendaciones marcadas tanto en cuando a la actividad física como a la dieta, aunque el 47% cumplió las recomendaciones en una de las dos directrices.
Así, también se pudo observar que aquellas personas que solo habían seguido la recomendación de la actividad física, tenían un 51% menos de probabilidad de padecer síndrome metabólico, mientras que los participantes que seguían solo las directrices dietéticas tenían un 33% menos de probabilidades. Los participantes que seguían ambas directrices tenían un 65% menos de probabilidades de desarrollar síndrome metabólico.