¿Te faltan proteínas? Estas son las 5 señales

27.01.2021

Uno de los nutrientes esenciales para nuestro organismo, las proteínas, deben administrarse en su justa medida, sufriendo algunos trastornos cuando ingerimos menos de las necesarias. Carbohidratos, proteínas y grasas forman el listado elemental de los macronutrientes que necesita nuestro cuerpo para mantener un óptimo estado de salud; la función elemental de las proteínas se denomina "plástica", ya que disponen de la capacidad necesaria para reparar tejidos deteriorados y construir nuevas células estructurales... pero también intervienen en muchos otros procesos biológicos y metabólicos.

EL CONSUMO: EN SU JUSTA MEDIDA

Nos dirigimos fundamentalmente a un sector de la población practicante del deporte, opción en la que el aumento de nutrientes es patente en tanto en cuanto se incrementa la actividad física, por lo que hay que prestarle atención al balance en la ingesta de nutrientes para que sean los adecuados al consumo que se está produciendo.

Frente a cualquier duda es imprescindible acudir a un médico para que realice la analítica correspondiente que nos permita verificar los niveles de nutrientes en nuestro organismo, pero puede haber señales previas que nos orientes sobre una falta de las proteínas que estamos consumiendo como consecuencia del ejercicio físico o, en algunos casos, por la deficiente asimilación.

Extraño, pero no imposible

Aunque Aisling Pigott, médico y portavoz de la Asociación de Dietistas de Reino Unido afirma que "lo más común en el primer mundo es que las personas consuman proteínas en exceso", lo cierto es que pueden existir deficiencias y, ahora que las dietas vegetarianas, veganas, crudívoras... están en auge, pueden aparecer carencias por no llevar a cabo una dieta en la que se consuman proteínas de alto valor biológico, o lo que es lo mismo: que contengan la cadena completa de aminoácidos esenciales que permitan su correcta metabolización.

También el exceso de actividad física puede provocar un consumo elevado de proteínas que, si no son administradas en su justa medida, darán lugar a los primeros síntomas de carencia.

LAS 5 SEÑALES DE ALERTA

1 Cansancio

Uno de los primeros síntomas que podemos padecer frente a la falta de proteínas es la fatiga, más crónica que puntual, y es debido en muchos casos a que, en dietas con restricción de calorías, se están ingiriendo menos nutrientes de los necesarios para suministrar el nivel mínimo de proteínas imprescindibles.

Según los datos que ha difundido la OMS se recomienda ingerir entre 0,7 y 0,8 gramos de proteína por cada kilo corporal. A modo general, y sin tener en cuenta el peso concreto de cada persona, la Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo medio de 55 gramos de proteína para el hombre y 45 para las mujeres.

2 Fragilidad en la piel y el cabello

Una de las funciones básicas de las proteínas es la de restituir las células cutáneas que perdemos día a día y mantener tejidos queratinosos y cartilaginosos en perfecto estado de desarrollo. Y no solo nos estamos refiriendo a las células que componen el cabello; también las unas y las articulaciones pueden sufrir degradación frente a la falta de un nivel básico de proteínas.

Esta es una de las causas por las que las personas que están realizando dietas hipoprotéicas a menudo comprueban que su pelo y las uñas crecen de manera más lenta de lo habitual.

3 Pérdida de músculo

La temida sarcopenia (pérdida de masa muscular), más propia de las personas de edad avanzada, es otro de los síntomas que nos pueden avisar de que a nuestra dieta le faltan proteínas. Mediante un chequeo realizado por bioimpedancia podremos hacer el seguimiento a la evolución de nuestra masa muscular, de manera especial si nos hemos propuesto cambiar de dieta y rutina de entrenamiento para rebajar el peso corporal o el porcentaje de grasa en nuestros tejidos.

Cuando la falta de proteína es patente y entramos en una fase avanzada, también aparecen calambres musculares.

A partir de los 50 años es muy importante vigilar nuestro porcentaje de masa muscular y mantenernos controlados por un médico especialista en deporte, porque -en casos muy puntuales- es posible que necesitemos complementar nuestra dieta con algún producto aislado de proteínas.

4 Alteraciones del sistema inmunológico

¿Ha coincidido tu cambio de rutina en el gimnasio o el incremento de intensidad en las sesiones corriendo o pedaleando con un incremento de los catarros, amigdalitis...?

Los anticuerpos que genera nuestro sistema inmune son en sí mismos una estructura proteica: de hecho, una de las funciones biológicas de los aminoácidos es potenciar nuestro sistema inmunológico. La falta de proteínas en la alimentación puede estar detrás de algunas infecciones y resfriados.

5 Alteraciones digestivas

También la aparición de gases y, en casos más avanzados, estreñimiento pueden tener detrás una pobre ingesta de proteínas en la dieta.

No olvidemos que, en realidad, lo que coloquialmente se denomina "proteína" es una cadena de aminoácidos que necesitan de unos buenos niveles de equilibrio en su ingesta para que se complete su metabolización y, como consecuencia, un proceso digestivo sin alteraciones. Al ralentizar su digestión se producen fermentaciones intestinales y, como resultado, gases y dispepsias.